José Antonio Vega Borjabad: “Gestionamos dieciséis mil permisos anuales de turismo micológico en la provincia de Soria”

La segunda jornada del Curso de Verano “Gestión Forestal para la agenda 2030” comenzó con la ponencia de José Antonio Vega Borjabad, director técnico de la Asociación Montes de Soria. José Antonio Vega es un gran conocedor del medio rural, está especializado en la coordinación de equipos interdisciplinares y las actividades docentes y divulgativas. 

Su ponencia llevó por título “Procesos participativos en entornos de despoblación: recursos micológicos” que versó sobre los distintos modelos de gestión micológica Montes de Soria, un modelo de Gestión sostenible y PUesta En Valor del Recurso Micológico, un asunto de máxima actualidad no sólo en Tragacete, sino en muchas poblaciones que disponen de este atractivo recurso silvestre. 

En la presentación, el director del curso Jorge de las Heras, destacó la faceta de gran comunicador de José Antonio Vega Borjabad, que también ha participado en la formación regular del Urban Forest Innovation Lab (UFIL). 

Vega Borjabad ha resaltado que el primer paso es conocer el potencial de los recursos, en su caso concreto, “la diversidad de hábitat forestales de Soria en montes ordenados hace más de cien años gracias a la resinación. Eso unido al uso tradicional del bosque, hace que tengamos una diversidad micológica que no podríamos tener de otra manera. Tenemos en torno a mil especies de setas que ofrecen un verdadero espectáculo a los ojos del caminante y del fotógrafo. Pues las setas no es sólo un recurso para recolectar, sino también genera una belleza que entusiasma a muchos amantes de la fotografía”. 

Las setas se han valorado porque generan riqueza, en definitiva, “porque se pueden comer. De esas tenemos unas sesenta, de las cuales veinte son especialmente interesantes desde el punto de vista gastronómico”, ha resaltado el director técnico de la Asociación de Montes de Soria. “En los años treinta del siglo XX se conoce que ya había una comercialización de setas deshidratadas en Soria. A partir de 1960 empiezan a comercializarse en fresco, una empresa llamada “la Niscalera” empleaba a más de 200 mujeres en el envasado de setas. En aquella época abundaban los boletus de 800 gramos o de un kilo que hoy sería imposible. En los años setenta empieza a haber una recolección comercial, quizá influenciada por los sorianos que emigraron a Cataluña o al País Vasco. En esos años, la gente empezó a echarse al monte a recolectar setas, naciendo también en los ochenta un turismo micológico”. 

“Tenemos un recurso difícil, pero complicado de gestionar pues hay años de muy poca producción, con otros de hasta ochenta kilos de níscalos por hectárea”, la gran cuestión según José Antonio Vega, es “cómo gestionar este recursos tan variable. Se empezaron a ver cosas preocupantes como la desaparición de algunas especies de setas, una especie de locura colectiva por salir a buscar setas o la llegada de recolectores ilegales que arrasan nuestros montes. Hemos detectado hasta doscientas furgonetas en algunos asentamientos ilegales en nuestros montes”. 

“Un recurso forestal nunca va a funcionar si el propietario no recibe algo a cambio, con lo cual había que hacer algo, ese algo es un proyecto en los años noventa que partió desde la Universidad, pero no se puede vivir toda la vida de vender la misma investigación”, ha destacado Vega, “tiene que evolucionar y generar resultados que reviertan en el territorio. Si desde los pueblos se percibe que esta investigador sólo sirve para el propio investigador, la gente se cansa. Este primer proyecto tuvo una financiación de más de un millón de euros que no sirvieron para asentar población ni riqueza en el medio rural”. 

“Con la desaparición de muchos fondos europeos de 2007 muchos de los proyectos desaparecen con la falta de financiación europea, no eran proyectos autosuficientes, en este momento nace la Asociación Myas para intentar salvar los muebles”. Según Vega Borjabad, “la asociación Myas fue un ejemplo de modelo participativo, nacido de abajo hacia arriba, que consiguió que la gente se lo creyera. Se fue pueblo a pueblo contando a la gente cómo estaban las cosas buscando alternativas en consenso con la población, restaurantes, comercializadores y recolectores. Todo el sector tenía que estar representado y hacerlo muy despacio para que la gente se sintiera implicado”. 

“Yo soy de Almazán, donde la gente ha vivido de manera tradicional de hacer carbón con la encina y el roble, el resto ha vivido del cereal. Pero la zona de Urbión han mamado el bosque con ordenanzas del siglo XIX donde los vecinos reciben directo del aprovechamiento de los montes. La gente que depende de su monte, lo vive de una manera especial. Si estos proyectos no tienen en cuenta la población ocurre lo que ocurrió, que en veinticuatro horas desaparecieron quinientos carteles señalizadores”. 

“En 2017 se produce un gran hito en Castilla y León, donde se publica un Decreto de Micología que implica a cinco direcciones generales y tres consejerías. Este decreto 31/2017 se legislan figuras claras, como el aprovechamiento episódico, acotar o reservar, que sólo sirve para montes que no sean de utilidad pública. En un acotado se puede recoger, transferir el aprovechamiento o dar permisos para que los recoja un tercero. Ha sido importante que todas estas figuras estén claras y legisladas”, ha explicado el director técnico de la Asociación Montes de Soria. “Este sería nuestro caso, representamos a los propietarios, pero no gestionamos el aprovechamiento. Es importante destacar que los ochenta ayuntamientos y entidades locales menores se han adherido voluntariamente a nuestra Asociación. Rechazamos un modelo de repercusión por producción, hemos optado un modelo de beneficios por hectárea puesta a disposición, de esta manera somos capaces de gestionar ciento cincuenta mil hectáreas, sin que el dinero acabe en gastos burocráticos y estructurales, de esta manera los beneficios repercuten directamente en los pueblos”.

“Otra cuestión muy importante es que la Asociación Montes de Soria está regida por una Junta Directiva formada por alcaldes y concejales que sin tener remuneración, están implicados en la gestión diaria de la Asociación”, resaltó José Antonio Vega. “La Junta Gestora está presidida por Lourdes Andrés Corredor, del Ayuntamiento de Soria, y forma parte de ella representantes de diferentes zonas del ámbito geográfico de Montes de Soria. También es vital que la Junta de Castilla y León forme parte como invitados en las reuniones apoyando las decisiones que se toman. La administración lo que tiene que hacer es apoyar”.

“Hay tres parques micológicos declarados en Castilla y León, la administración debe trabajar en crear una red. Es necesario generar sinergias entre los territorios, para que no se hable únicamente del enoturismo, sino que se hable de los Parques Micológicos que están asentados en zonas rurales con grandes problemas de despoblación”, ha señalado José Antonio Vega. “Lo que importa es que los beneficios reviertan en los propietarios a través de dinero en cuenta o a través de servicios. Entre 2019 y 2020 se les ingresó ciento setenta y cinco mil euros, pero también colocando señalizaciones de los montes, limpiando la basura que se deja en el monte, gestión de los decomisos de setas recolectadas de manera ilegal, hasta catorce mil kilos en un año de gran producción, la gestión de la logística de los permisos de recolección con ciento cuarenta puntos de venta. La filosofía de Montes de Soria es valorar a los que están arraigados al pueblo pueden obtener permisos recreativos de temporada diferenciando la recolección recreativa con la recolección comercial”. 

“Gestionamos dieciséis mil permisos anuales de turismo micológico  en la provincia de Soria, que repercuten en los hoteles y restaurantes durante el otoño. Estamos orgullosos de que el coste económico de formar parte de Montes de Soria sea cero euros”, ha finalizado su exposición José Antonio Vega. “Durante los meses de otoño son la caza y la micología las que sostienen el turismo rural de la provincia”.

Texto: José An. Montero / Fotos: Mario Mora para La Circular

José An. Montero